Refugio.
Como una musa inspiradora
que te invita a crear,
a desdesahogarte
a expresar,
todo aquello
que va por dentro
y nadie sabe que allí está...
Te apareciste.
Regando luz,
con esas aquellas tus perlas.
Dejando a tu paso
una brisa color miel.
Dándole olvido a la soledad.
Abrazaste a un alma desesperada,
la desnudaste del pasado...
El calor de tu pecho
fue el abrigo de mis miedos.
Era Julio.
Hacía frío.
El invierno dominaba.
Pero adentro,
en un fuego dulce
que olía a primavera,
ardíamos en un nosotros
que no sabía de relojes.
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